Cuatro especies de lagartos cornudos se defienden de sus
depredadores arrojando un chorro de sangre, lanzado desde la comisura de los
ojos alcanzan hasta dos metros de distancia.
Estos lagartos aparecieron hace más de 300 millones de años.
Superan a los mamíferos en números de especie.
Se cree que la sangre que desprenden tiene un sabor desagradable y posiblemente cuente con una sustancia nociva o tóxica para los depredadores.



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